Podría rezarle a Biggie, llorarle a los de la placa en el pecho o en la tana y pediros papel y no clemencia.
Podría falsificar sonrisas y posar para sus fotos, pero mi marco es incomparable. Retrato la ruina con ojo de Polaroid y no espero a que la tinta se seque, que se corra la tinta y la voz, mi primera vez, mi primer blog.
Con los pulmones astillados, los labios secos y la sensación de que no existen los días perfectos.
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