martes, 16 de julio de 2013

Crónica de un sucedáneo.

Quizá me despierte la monogamia de un lunes, con las agujas de un reloj... o de unos tacones.

Quizá la inercia de los martes, con el sueño recurrente de caer al vacío.

Quizá me despierte el remordimiento de un miércoles, chillando, como lechos de muelles oxidados.

Quizá la frontera de un jueves mutilado, "caminando de puntillas para no romperse más".

O un fin de semana salpicando las letrinas,esas que ya ni escribo.

Llevo meses cargando con el muerto y su epitafio. Y unas flores de plástico marchitándose entre ácaros y polvos.

Y quizá tropiece dos veces con la misma piedra y me dé con un cantos en los dientes.Dientes que ya no enseño, aprendí a mantener la boca cerrada.

Porque el tiempo es el mejor maestro aunque a veces se empeñe en sacarme a la pizarra.