viernes, 27 de septiembre de 2013

En los pozos del café

En sus ojos ceniza, los cauces secos y arrugados de la dermis de mi mano. Con la catástrofe hundiendo su lengua, escupía pretéritos que se tornaban devenires.

Sobre su mesa el azar y la superstición jugaban a cruzarse con gatos negros, a romper espejos, a derramar saleros.

Ganándose el pan ejecutando máximas, regalándote un cara a cara con el "destino". Y yo riéndome de lo convexo de la guadaña, de los surcos en la piel, de los próximos otoños.

Del bésame al pésame, písame odiando la clemencia, pisa el barro de Dios,  písame para dejar huella.

No somos más que lo que el tiempo se llevó, la vuelta a la espiral, el sedal despidiéndose y regresando al carrete.

Escribo para decirte con segundas: lléname de primeras veces