sábado, 1 de noviembre de 2014

Mi jaula.

Estoy encerrado en una jaula.
Pero es mi jaula.

Estoy tumbado en      mi jaula.
A veces miro de reojo los barrotes. De mi jaula.

Hay jaulas     fuera de mi jaula.
Hay jaulas fuera de las jaulas    de mi jaula.

Si salgo de mi jaula estoy en otras jaulas. Pero no son    mi jaula.

Siempre regreso a mi jaula.


lunes, 12 de mayo de 2014

Soliloquio

Cíclopes tras la mirilla
Rayuelas en lápidas
Lunes de misericordia
Lunas temblando en el charco.

Que Dios nos pille compensados.

Tumbó occidente con los ojos cerrados, hoy me rasca los molares aunque se haga tarde.
Ya no bailan mis fantasmas. Por el mal camino fue tirando migas de pan.

Que no se te olvide darle vueltas. 

domingo, 16 de marzo de 2014

En el nombre del padre.

Nací del repetitivo y, a veces, monótono brindis carnal. De la madeja de piernas mutiladas por la mentira. Por eso vivo en las segundas oportunidades, y huyo del decorado como Truman.

Órale al buen pastor, a tu guía.
Eh, órale.

Escupo sangre de su sangre, de mi sangre, de nuestra sangre. En el espejo reconozco su imagen. En mí, odio su semejanza.

Riego flores de plástico que tapan su falso epitafio. Alimento su ausencia.
Me bañó en su fracaso.  Sin darme la oportunidad, si quiera, de tirar la toalla.
Fui generoso regalándole mi olvido.

Órale al buen pastor, a tu guía.
Eh, órale.

Que Dios maldiga la suerte de éste mi pastor; que le ceda esta cruz que nunca debí arrastrar;  que clave en ella la porción de creador que me declaró la guerra, cuando la niñez debía ser un cultivo de banderas blancas.

Y que Dios bendiga mis dos cuartos menguantes.

martes, 11 de febrero de 2014

El afilador no te habla de mariposas en el estómago.



Durante algún tiempo intenté deshacer, sin éxito, el nudo, que a conciencia, dejaste en mi garganta.

Fui echando a lavar todos los trapos sucios. Compré una vajilla nueva, alguien tenía que pagar los platos rotos.

Con cosas que son de cajón y hecho un cuadro fui amueblando mi cabeza. Vamos, que se me fue la olla y cogí la sartén por el mango, aunque el horno no estuviera para bollos. Pero eso es harina de otro costal.

También aprendí  a revolver dentro de mí, sacar lo que me llenaba. Llenar el vacío sin meterme nada. Aunque nunca faltaron francotiradores en lavabos invitándome a pasarme de la raya.

Con el tiempo te das cuenta de que los errores se pagan aunque estés sin un pavo. También de que las palabras se las lleva el tiempo. Y quién sabe si el efecto péndulo las dejará volver al hogar.

Supongo que no fue el afilador quien te habló de mariposas en el estómago. Sigo haciéndote señales de humo con los palos que me dio la vida.


viernes, 10 de enero de 2014

Envásame el vacío.


Envásame el vacío
mézclame con el café de la mañana,
con el pápardo de la rutina.


Envásame el vacío,
empápame con la niebla de otra luciérnaga
con el sudor de la primera sacudida. .