sábado, 24 de septiembre de 2011

Te veo pasar, tiempo.

Escupo nubes de fortuna, humo del estrecho, esperando,quizá pronto, mi último aliento antes de convertirnos en ceniza.


Me sepultan esas 2 dunas, esa arena pinchando,como agujas de Rolex, recordándote que algo pasa y sólo te pido tiempo, a tí...al tiempo. Ese que me recuerda, desde el primer llanto, que había empezado la cuenta atrás. Ese que siega mis campos con su guadaña, que viste de negro en las despedidas y que hace que llueva en nuestras mejillas.


Cambias mis blancos por tus grises, dejas marchitos los colores más vivos, nos dejas cicatrices en las heridas que sólo tú eres capaz de curar. Pero te veo pasar, cada segundo, cada minuto, cada hora, sentado en el andén, con una maleta llena de polvo y de recuerdos, viendo pasar el último tren una y otra vez, una y otra vez, porque el dolor es pasajero.


Y llenas de arrugas mi ropa, mañana lo harás con mis manos, mi cara.Desatas los nudos en el estómago, intentas matar esas mariposas que me quitan el hambre , borras lo que una vez escribí en la corteza de aquel árbol y vuelves a poner 3 ceros en mi cuenta cuando llega final de mes.


Nadie parece darse cuenta, pero es entonces cuando sacamos las fotos y todos nos acordamos de tí, eres el único que siempre sales movido y te recordamos con esa frase que tan tuya hiciste "como pasa el tiempo".


Y otra vez es Otoño con sus flores mustias, las flores que dejé en tu felpudo, encima del "Bienvenido", las flores que le regalé cuando se fué, cubiertas de paladas de arena dibujando su ADIÓS, las flores que te recuerdan que nada es para siempre y que sobre mi epitafio, dejan sin sentido a la frase que recé una y otra vez "Te quise tanto, mi vida".

viernes, 23 de septiembre de 2011

Me despertó el salto sobre un algún charco con unas zapatillas futuristas que brillaban como Neruda en sus tiempos, el calor de su mechero que no podía con nuestra llama,el humo de una calada mal dada por el instinto de besarte a medias, las anginas de caballo, las heridas en los labios o las úlceras por la fiebre... fueron lo de menos. Y abrí una lata de coca-cola que echaba más de menos tus tragos que los míos, o al menos eso me decían las 501 mariposas que revoloteaban en mi estomago mientras escuchaba "Sin tí a mi lado" y cogía el ultimo cigarrillo de una cajetilla que duró todo el puente y decía..."Las autoridades sanitarias advierten que...Amar puede matar"

domingo, 18 de septiembre de 2011

Rezándole a Biggie

Podría rezarle a Biggie, llorarle a los de la placa en el pecho o en la tana y pediros papel y no clemencia.

Podría falsificar sonrisas y posar para sus fotos, pero mi marco es incomparable. Retrato la ruina con ojo de Polaroid y no espero a que la tinta se seque, que se corra la tinta y la voz, mi primera vez, mi primer blog.

Con los pulmones astillados, los labios secos y la sensación de que no existen los días perfectos.