Qué lejos de la ceremonia del Adiós,
de la vocación a desaparecer.
Y entonces,
sucedió el silencio.
La ciudad dejó de serlo.
Y de este olor a abrazo roto
nació el miedo,
y los aplausos,
y quizá alguna otra frontera.
De los días. Que pasan
casi por costumbre
"Por lo que suerte nos depare hasta que la muerte nos separe."